La calidad del implante es fundamental. Un implante dental es una solución más que útil para recuperar aquella pieza dental que, por la causa que sea, hemos perdido. Grosso modo, consiste en colocar un elemento que servirá de soporte y hará la función de raíz (artificial, eso sí) en el hueco que ha quedado con la pérdida del diente, sosteniendo el nuevo, igualmente artificial. El objetivo es que el implante dental conviva en perfecta armonía en la cavidad bucal con el resto del tejido.
La colocación del implante dental no es una de las acciones más sencillas en el campo de la odontología. Por ello, siempre ha de ejecutarla un profesional que cuente con la suficiente formación, especialización y, si fuera posible, que atesore experiencia.
Y como tal, debemos de dejar bien clara una advertencia que es común en la mayoría de los órganos reguladores y aglutinadores de la profesión: cuidado con los implantes dentales baratos; cuidado con las ofertas demasiado agresivas; y cuidado con todo lo que prometen. Éstas son algunas de las cosas que debería tener en cuenta a la hora de plantearse el recurso al implante dental:
La calidad, fundamental. Normalmente, el material utilizado para el implante dental es el titanio, y hay que prestar muchísima atención al factor de la calidad. Dicho material ha de pasar anteriormente por un complejo proceso tecnológico, ya que ha de integrarse como una parte más de la cavidad bucal. Si no lo hace, se corre el riesgo de contraer alguna infección. Y, por eso, ese material suele ser caro. Si un implante resulta sospechosamente barato, hay que fijarse en el material. Que no nos importe preguntarlo. Si no llega a unos mínimos de calidad, estaremos expuestos a un riesgo para la salud.
Consecuencias de la merma de calidad. Si el implante no tiene la mínima calidad recomendada, que no nos extrañe que se produzcan desajustes, ya sea en el propio implante o en los elementos que lo unen al diente artificial. Puede derivar en una fractura o en una pérdida irreversible de la masa ósea, además de la infección bucal.
Conocer el tratamiento. Siempre, por supuesto, es aconsejable conocer los detalles acerca del tratamiento, por lo que solicite al especialista información sobre el mismo, sobre los diferentes pasos y, también, sobre el coste total.
Estudio previo. Como es lógico, se debería realizar un estudio previo al paciente antes de planificar el tratamiento, radiología incluida.
Análisis y seguimiento. Con el objetivo de evitar complicaciones, se debe realizar un seguimiento, análisis y control tras la colocación del implante a través de revisiones periódicas.
Higiene bucal. Una parte importante del éxito del implante también queda en la mano del paciente. Obviamente, no puede relajarse en la higiene dental habitual.
¿Cuánto dura un implante? No se puede garantizar que sea para siempre, por lo que desconfíe de aquellas promociones o publicidades que así lo vendan. Sí es un hecho cierto el que a mayor calidad y fiabilidad del implante, más posibilidades de alargar su vida útil tenemos.
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